Parece que en Baltimore las cosas se están poniendo más picantes que un episodio de telenovela. Resulta que la ciudad ha decidido llevar a juicio al propietario y al administrador de ese travieso barco, el Dali, que no encontró nada mejor que hacer que jugar a los bolos con el puente Francis Scott Key. ¡Strike!

En un giro dramático digno de un guion de Hollywood, los abogados de la alcaldía han sacado sus capas de superhéroes y están acusando a las compañías de tener una tripulación más incompetente que un grupo de piratas en su primer día de trabajo. Según ellos, esta banda de marineros de agua dulce carecía de las habilidades y la capacitación para navegar algo más grande que un patito de hule.

Y mientras las empresas de Singapur, Grace Ocean Private Limited y Synergy Marine PTE LTD, intentan esquivar las balas diciendo que «no fue nuestra culpa», la ciudad de Baltimore está lanzando el guantelete. El alcalde Brandon M. Scott y su equipo están diciendo: «Oh, no, no, ustedes rompieron nuestro hermoso puente y ahora tienen que pagar». Es como si hubieran cerrado el puerto solo para ver si alguien lo notaba.

Para colmo, el FBI ha decidido unirse a la fiesta y abrir una investigación criminal, porque, ¿por qué no? Mientras tanto, la Guardia Costera está haciendo malabares para mantener las cosas a flote, creando canales temporales y limpiando los escombros como si estuvieran en una maratón de limpieza de primavera.

Así que ahí lo tienes, un resumen sarcástico y divertido de la telenovela marítima que se está desarrollando en Baltimore.