«22 de abril de 1992: La tragedia que marcó a Guadalajara para siempre».

En un día marcado por la tragedia, el 22 de abril de 1992 se convirtió en una fecha que Guadalajara nunca olvidará. Aquella mañana, la ciudad despertó sin saber que se convertiría en el escenario de uno de los eventos más desoladores en su historia. Los vecinos de las colonias afectadas habían advertido a las autoridades sobre un fuerte olor a gasolina que emanaba de las alcantarillas, una señal ominosa de lo que estaba por venir.

Las acciones de las autoridades fueron insuficientes frente a la magnitud del desastre inminente. A pesar de los esfuerzos por dispersar los hidrocarburos acumulados en el drenaje, la tragedia no pudo ser evitada. Las explosiones comenzaron a las 10:10 de la mañana, transformando calles enteras en escombros y dejando una herida profunda en el corazón de la ciudad.

El saldo fue devastador: 212 vidas perdidas, 69 personas desaparecidas, y alrededor de 1,800 heridos. Las llamas no solo consumieron kilómetros de calles y cientos de hogares, sino también la tranquilidad de una comunidad que, hasta ese día, vivía ajena al peligro que se cernía bajo sus pies.

Hoy, al recordar aquellos momentos, la nostalgia se entremezcla con el dolor y el respeto por aquellos que perdieron la vida y por los valientes que se unieron en la búsqueda y rescate. El 22 de abril se ha convertido en un símbolo de la vulnerabilidad humana ante la fuerza incontrolable de la naturaleza y la necesidad de estar siempre preparados para proteger nuestras vidas y las de nuestros seres queridos.

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