Como se dio a conocer en diferentes medios, el sábado 19 de junio en Reynosa, un grupo del crimen organizado ejecutó a 15 personas, lo que ha conmocionado a la ciudad y a todo el país, ya que aparentemente se trataba de personas comunes sin relación con los grupos criminales.

En un principio se manejó la posibilidad de que se tratara de un enfrentamiento entre carteles rivales, pero esta hipótesis se ha ido descartando; siendo más aceptada la que apunta a que se trató de un ataque indiscriminado y al azar contra civiles. Esto lo reconoció el presidente López Obrador en la mañanera del lunes.

Tras la movilización de la policía estatal, la Guardia nacional y el ejército, se abatió a cuatro de los presuntos delincuentes que hicieron fuego contra las fuerzas del estado.

El presidente lo calificó como un ataque “cobarde”, mientras que el procurador de Tamaulipas, Irving Barrios, lo calificó como “inédito e inaudito” y “sin precedentes”; al tratarse de una agresión directa a población civil desarmada y sin involucramiento en las actividades de los criminales.

Este trágico suceso se suma como un acto más de violencia en lo que ya es una situación generalizada en todo el país. En lo que va de este sexenio, ya van más muertos por hecho violentos de los que había a esta altura de los dos sexenios anteriores, por lo que, de continuar la tendencia, este podría convertirse en el sexenio más violento de la historia reciente.