A más de un año del inicio de la pandemia, la economía mexicana es una de las más afectadas del mundo tras lo que ha sido una de las más grandes crisis de los últimos tiempos. Esto es producto sí del impacto de la pandemia de COVID-19, pero también del manejo que se ha hecho de la crisis por parte de las autoridades.

En números, la economía mexicana cayó un 8.5% en 2020, su mayor caída desde los años treinta; los ingresos por turismo bajaron a menos de la mitad; hubo una caída en el consumo, también disminuyeron los salarios en términos reales a pesar del incremento en el salario mínimo; y se estima que más de un millón de pequeñas y medianas empresas cerraron debido a la crisis; y se espera que el índice de personas en condición de pobreza aumente hasta 9%.

Si bien la pandemia también afectó las economías de otros países, en México el daño fue mayor pues no se implementaron políticas adecuadas para enfrentar la crisis. Hubo muy pocos o ningún estímulo a las empresas y negocios para soportar la caída, ya sea por apoyos directos o mediante concesiones fiscales y de pago de impuestos; el gasto en salud fue de apenas el 0.7% del presupuesto (en Brasil, por ejemplo, fue del 7.2%). La inversión en el país ha bajado en los últimos años, pues las políticas implementadas no generan confianza en los posibles inversionistas.

El único índice que presentó un aumento que amortiguó la crisis, es el de las remesas provenientes del exterior, principalmente de los mexicanos en EUA; que no depende del manejo económico de nuestro país. Por todo esto, si bien se espera una recuperación de la economía para este año, se pronostica que esta será lenta e insuficiente.

Con información de The Economist. Artículo completo aquí (en inglés)