Porque, ¿qué sería del verano español sin un incendio forestal monumental? La madre naturaleza ha decidido redecorar el país, arrasando más de 300, 000 hectáreas y dejando al menos 20 focos activos en plena fiesta.

León, Orense y Zamora son las estrellas del “ranking turístico en llamas”, mientras el viento, siempre tan útil, complica aún más la extinción. La ministra de Transición Ecológica, Sara Aagesen, asegura que la situación es “muy complicada”, o sea, mantengan la calma, pero no esperen milagros.

El incendio de Larouco en Galicia ya presume de ser “el más grande desde que hay registros” con 30 mil hectáreas quemadas. Y en Zamora, once poblaciones han tenido que evacuar. Porque, claro, ¿quién querría vivir cerca de un lago cuando hay un espectáculo de fuegos artificiales naturales?

Mientras tanto, el Gobierno y las comunidades se lanzan dardos sobre la culpa. Spoiler: todos dicen que hicieron lo que pudieron, pero el fuego no parece convencido.

Y la Agencia Estatal de Meteorología, en un acto de optimismo, promete que tal vez, si tenemos suerte, llueva el domingo. Porque nada dice “plan de emergencia” como mirar al cielo y cruzar los dedos.