«La Zona Metropolitana lanza su nuevo look postapocalíptico gracias a la tormenta del domingo»

Porque, ¿quién necesita un día de descanso cuando puedes esquivar ramas voladoras? Una tormenta decidió redecorar la ciudad al derribar sesenta árboles. Sí, sesenta. Justo lo que necesitábamos: más obstáculos en medio del tráfico y los baches.

Los vecinos informaron que el cielo se puso dramático y los vientos parecían querer ganar un Oscar. Algunos árboles cayeron sobre banquetas, mientras otros aplastaron coches como si fueran latas vacías y algunos afectando considerablemente varias estaciones del Tren Ligero. Un verdadero espectáculo.

Protección Civil llegó con sierras eléctricas, mientras los ciudadanos se preguntaban si deberían usar casco para salir a comprar tortillas. Las autoridades están evaluando daños, aunque está claro que los árboles no pasaron la prueba de estabilidad.

Y, por supuesto, las redes sociales se llenaron de fotos que parecen sacadas de un catálogo de “cómo no debería verse tu calle”. Porque si no hay imágenes dramáticas, ¿realmente pasó?