Putin, ahora tiene a Alemania en la mira, amenazando con romper relaciones si se atreve a enviar misiles Taurus a Ucrania. Porque, claro, nada dice “relaciones internacionales maduras” como un buen ultimátum de estilo Guerra Fría.

En una rueda de prensa, el presidente ruso aseguró que esta jugada no cambiaría nada en el campo de batalla, pero “deterioraría definitivamente” los lazos con Berlín. O sea, no sirve para nada, pero ¡qué drama!

Eso sí, Putin está disponible para el diálogo. Si el canciller alemán Friedrich Merz quiere llamar, él contesta. Aunque hace tiempo que los europeos dejaron de marcarle, como ese ex que ya no quieres ver.

Y cuando le preguntaron si Alemania podría ser un mejor mediador que Estados Unidos, su respuesta fue un “lo dudo”. Ver tanques Leopard alemanes y misiles Taurus en camino no inspira confianza.

Asi que Putin no quiere misiles, pero sí llamadas. No cree en la neutralidad alemana, pero guarda rencor diplomático. Mientras tanto, el conflicto sigue con amenazas que suenan más a berrinches geopolíticos que a estrategias reales. Todo muy del siglo para ser el siglo XXI.