¡Y así, en una noche que prometía ser tranquila, Alemania se despierta con una crisis política digna de telenovela! El frágil gobierno de coalición del socialdemócrata Olaf Scholz ha estallado como un globo lleno de aire caliente, justo cuando la primera economía europea estaba tratando de no hundirse en su propia crisis industrial. ¿Quién necesita estabilidad cuando puedes tener dramas políticos?

Todo comenzó con la sorprendente destitución de Christian Lindner, el ministro de Finanzas y líder de los liberales FDP. ¡Un aplauso para el drama! En un discurso tan solemne que podría haber formado parte de una película épica, Claro, porque ¿quién quiere un gobierno que funcione sin problemas, verdad?

El asunto es que entre los “ultimátums” del ministro Lindner y la falta de confianza en su equipo, Scholz decidió que lo mejor era pedir a los diputados que consideraran unas elecciones anticipadas. ¡Oh, qué emocionante! Esto podría llevar a las urnas antes de lo previsto, posiblemente a finales de marzo. ¡Marzo! Justo a tiempo para la primavera… o para más caos.

Mientras tanto, el resto del equipo liberal decidió hacer las maletas y dejar al gabinete de Scholz sin mayoría en el Bundestag. Es como si todos decidieran abandonar un barco que ya se está hundiendo. Y mientras el ecologista Robert Habeck señala la necesidad urgente de “elecciones anticipadas”, el exministro Lindner no se quedó callado. Lo acusó a Scholz de llevar al país a una “fase de incertidumbre”. ¡Vaya manera de expresar cariño!

Y como si esto no fuera suficiente drama político, todo esto ocurre justo antes de una cumbre europea en Budapest. Ahí estará Scholz tratando de calmar a sus socios y a Volodimir Zelenski, el presidente ucraniano. Porque claro, Berlín es uno de los principales apoyos militares para Kiev y ahora tiene que lidiar con su propio desmadre interno.

Así que prepárense, amigos alemanes; parece que el 2025 promete ser un año lleno de sorpresas… y no precisamente las buenas.