En un espectáculo que ya se ha vuelto tan habitual como el tráfico en la zona, la Nueva Central Camionera de Tlaquepaque volvió a ser el escenario de un episodio de violencia que ni siquiera logró hacer que los asistentes se despegaran de sus pantallas. Esta vez, un hombre decidió que era el momento ideal para dar su última función, recibiendo una lluvia de balas que, por lo visto, le ofreció un final digno de una película de acción.

Los testigos, verdaderos aficionados a este tipo de ‘entretenimiento’, apenas levantaron la vista de sus teléfonos, como si estuvieran esperando el próximo giro del guion. La policía, siempre tan puntual y organizada, llegó al lugar para hacer lo que mejor sabe: acordonar la escena y añadir otro caso a su larga lista de «incidentes que no sorprenden a nadie». El equipo de Servicios Forenses, siempre listos para una nueva aventura, se encargó de llevar el cuerpo a la morgue metropolitana, donde se prepararán para hacer sus “exámenes” de rutina y descubrir quién era el protagonista de este inesperado giro en la trama. ¡Un día más en la oficina!

Mientras tanto, la vida en la Central continuó su curso inalterable. Los pasajeros, ajenos al drama que acababa de desenlazarse, se apresuraron a tomar sus autobuses, quizás reflexionando sobre las sorpresas que les esperaba en su próximo destino. Porque en la Nueva Central Camionera, la rutina sigue… y las tragedias también.