Líbano ha sido sacudido por una serie de explosiones de walkie-talkies utilizados por el grupo armado Hezbolá, en un hecho que ha dejado al menos tres muertos y un centenar de heridos, según informó el Ministerio de Salud del país. Estos dispositivos, que aparentemente fueron infiltrados con explosivos, detonaron en diversas regiones, generando caos y preocupación.

El martes pasado, se produjo la primera oleada de explosiones al detonar miles de beepers, resultando en la trágica pérdida de 12 vidas y más de 2,800 personas heridas. La situación se agravó aún más cuando, al día siguiente, los walkie-talkies estallaron durante un funeral en la ciudad de Sohmar, ubicada en el sur del valle de Bekaa, intensificando las tensiones ya existentes en la región.

Hezbolá ha apuntado a Israel como responsable de estos ataques, describiéndolos como parte de una sofisticada operación de sabotaje tecnológico. Aunque el gobierno israelí no ha asumido la autoría, las acusaciones han elevado las tensiones entre ambas naciones y generan temores sobre una posible escalada del conflicto.

Ante este panorama alarmante, las autoridades libanesas y organismos internacionales están vigilando la situación con atención para prevenir una mayor militarización y evitar nuevas tragedias en el país. La comunidad internacional permanece atenta a los desarrollos en Líbano mientras se espera una respuesta a esta crisis.