«Teherán: Café, Rumores y el Eje de la Guerra»
Teherán, la capital iraní, se encuentra en una especie de limbo entre el «todo está bien» y el «¿deberíamos estar preocupados?», tras el asesinato del líder de Hamás, Ismail Haniyeh. En un giro dramático digno de una serie de televisión, las autoridades han dejado caer la bomba (figurativamente, por ahora) de que “hay que castigar a Israel”. Así que todos en Irán están en modo “relax, pero con un ojo en el cielo”.
Mientras la vida sigue su curso en las calles de Teherán, con gente tomando su café y disfrutando de la rutina diaria, hay un murmullo general de inquietud. Babak, un joven barista de 26 años, comenta con una mezcla de sarcasmo y preocupación: “Aquí todos hablamos del posible ataque como si fuera el último episodio de nuestra serie favorita. ¡No hay mejor tema para romper el hielo!”
Simin, una maestra de inglés de 31 años y experta en drama internacional, sostiene que Irán no tiene más remedio que actuar. “Es como si estuviéramos en una partida de ajedrez donde el único movimiento posible es ir al ataque”, dice ella con una sonrisa irónica. “Pero eso sería jugar directamente en la cancha del primer ministro israelí. ¿Netanyahu quiere guerra? ¡Que se lo cuente a su terapeuta!”
La joven no se detiene ahí; advierte sobre las posibles repercusiones: “Si Irán lanza un ataque y causa estragos en Israel, podríamos ver a Estados Unidos haciendo su entrada triunfal. Y créanme, eso sería como invitar a la tormenta a nuestra fiesta”.
Mientras tanto, un taxista hace su propio análisis político mientras conduce: “Mis pasajeros no hablan de otra cosa que no sea guerra. A este punto, parece más inevitable que el tráfico en Teherán”.
Así que aquí estamos: los iraníes siguen con sus vidas cotidianas como si la posibilidad de un conflicto inminente fuera solo otro rumor urbano. Los negocios siguen abiertos y la gente sigue trabajando, porque ¿qué más se puede hacer? A fin de cuentas, siempre habrá tiempo para preocuparse… o para pedir otro café.