Marco Antonio Rodríguez, quien fungía como Comisario de Seguridad en Tizapán El Alto, fue asesinado recientemente. Su cuerpo fue descubierto dentro de su vehículo de servicio, una camioneta blanca, que estaba estacionada en la intersección de las calles 10 de Mayo y Aquiles Serdán. El comisario presentaba heridas de bala, una en el pecho que resultó ser fatal.

Este incidente ha causado gran consternación entre la población local, especialmente porque no es la primera vez que un comisario de este municipio es víctima de un ataque mortal. Hace dos años, el comisario anterior también fue asesinado en circunstancias similares. Estos eventos resaltan los desafíos continuos que enfrenta la seguridad en Jalisco y, por extensión, en México. La repetición de tales tragedias sugiere un patrón alarmante y plantea preguntas sobre la efectividad de las medidas de seguridad actuales en la región.