Parece que en Jalisco, la gente está jugando al escondite con las medicinas. ¡Y qué crees! Las medicinas están ganando porque nadie las puede encontrar. Los enfermos de cáncer están haciendo malabares buscando ayuda de organizaciones civiles, ya que el desabasto de medicamentos se ha convertido en el nuevo «hobby» del sexenio.

En una vuelta de tuerca que nadie vio venir, resulta que la megafarmacia del Presidente Andrés Manuel López Obrador, que iba a surtir recetas en 48 horas, ha sido más lenta que un caracol en una carrera de obstáculos.

Los expertos, que al parecer tienen más sentido común que los encargados de la salud, señalan que deshacer la red de distribución anterior fue como tirar el sofá viejo antes de comprar uno nuevo. Y ahora, todos están parados en la sala, preguntándose dónde se van a sentar.

Para colmo, la crisis de producción de medicamentos por la pandemia ha sido la cereza del pastel de este desastre. México, que alguna vez fue un ejemplo de vacunación, ahora está jugando a la ruleta rusa con las vacunas. Y mientras tanto, los pacientes están haciendo fila para un boleto de lotería que les permita conseguir su próxima dosis de medicina.

Así que, en resumen, estamos muy lejos de ser Dinamarca, como lo prometió el Presidente. Más bien, estamos en una especie de «Jalisco No Te Rajes» versión distópica, donde las medicinas son tan raras como un unicornio.